Busqueda?

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lunes, 10 de septiembre de 2012



paseo en moto



Esta reseña ya tiene unos meses pero decidí, plasmarla por que me gusto mucho la travesía… Para que viajar tan lejos sin aun encuentro lugares nuevos en mi zona de recreo.
Acabo de aterrizar en mi casa luego  de pasar 2 días perdido entre  las montañas circundantes de Veracruz y Puebla, es sorprendente lo que mis ojos ven en cada rincón de estos lugares, por un lado en la sierra madre oriental, los acantilados  son como sacados del libro de “lord of the rings” (pillars of the kings), Quimixtlan  colinda con Tlachichuca, lugar al que fui a desayunar, y observar el Pico de Orizaba,  me gusta admirar a este vivo testigo del paso de mil vientos y mil tormentas, precozmente nevado, miles de años han pasado frente a él y hoy he llegado yo buscando la sorpresa de los desconocido, pero esta vez no será, solo a lo lejos nos miramos uno al otro, esta vez me mira con respeto, conoce mis intenciones, sabe de mis miedos, y como los enfrento, ya no le soy un desconocido, me saluda ofreciendo maravillas a mi vista, inconquistable para mi cámara de fotos.  A mi regreso llene mi tanque de gasolina, en el entronque de la carretera a patlanalan,  lugar donde pase la noche anterior y que gracias a Dios, han instalado una gasolinera, justo allí dormí.
Gran travesía en no más de 300 kilómetros redondos, suficientes para regresar a casa y arreglar todas esas cosillas de las  que un hombre se cargo.
Me resulta excitante viajar en moto o en bici, sobre todo en lugares difíciles, topográficamente hablando, y si es con lluvia mejor, es afrodisiacamente espiritual  viajar  con este monstruo meteorológico día a  día.
En la cascada de chilchotla (sierra madre oriental), existe una cascada, no muy impresionante, pero cascada al fin, lo que si es delirante es un puente colgante, que rebasa los límites del riesgo, cuando se atraviesa pareciera que convulsiona, con riesgo a vomitar al vacío al osado que lo cruza.
En esta parte de mi pequeño recorrido tuve que hacerla de “encantador de serpientes” y es que me atrajo la atención el remolino de gente en las escaleras, cuando me acerque, la gente decía “una serpiente” baje la cabeza y en el pasamanos había una serpiente, y atraído por  los encuentros con bichos raros la mire, me echo´ una mirada bestial y un tanto incomoda cuando me le acerque, sin embargo tenia que ser héroe, no era una serpiente abominable, pero son de cuidado (no las soporto), tome una vara y la levante ante el asombro de la gente que decía “se avientan esas”  vaya,  que si los lugareños le tuvieron miedo era por que quizá si, la arroje al vacío y me gane las sonrisas de los niños y de las chicas, que me veían como  al “líder de la manada” versus viperino,
Llegando a Teocelo, me tope con una manifestación que me hizo recordar “tiempos violentos”, la gente comenzó a insultarme al momento que serpenteaba entre los autos parados y la gente descontenta no se por qué, fue lo mas aterrador que me toco vivir, finalmente logre pasar para terminar comiendo en Coatepec, un calzonne clásico y una cerveza bohemia oscura.
Mientras comía, evocaba mis caminos, los peligros,  como el evitar ser aplastado por tanto deslave en las salientes de tanto risco, dormir en una gasolinera, lluvia, sol, nubes, neblina, personas, carreteras, lodo, piedras, ha sido una travesía a lo bruto  (por la época) sigue la lluvia, pero no me importa, mi memoria de montañas, picos, ríos, arboles, lluvia y tanto verde contra las rocas es todavía muy fresca, tesoros que están escondidos  debajo de mi almohada. Espero que también estén disfrutando las vacaciones.
      



 

miércoles, 5 de septiembre de 2012



Para poder disfrutar lo que me gusta, hay que sentir lo que no me gusta.
Hubo un día   en que creí vencer incluso la gravedad, en que mi cuerpo terráqueo mutaba y llegaba  a ser una maquina, sentía haberme fundido con mi bicicleta, me sentía inalterable, eterno, como si levitara o como si perteneciera a otra galaxia, al grado de caer en la arrogancia, tanta velocidad conseguida sobre mi bicicleta había rebasado hace tiempo, los limites del ego, no había cabida a  cualquier señal de humildad, de la prudencia, de la madurez, o del raciocinio, no me lo pensaba ni un segundo cuando de salir al monte se trataba, a sentir la pasión, a renovar la ultima, mis manos las imaginaba como dos saetas cortando el viento, y mis ojos eran como dos rayos laser dibujando el terreno sin perder detalle, para poder tragarlas con las ruedas de mi maquina, a los lados no había nada, solo viento cortado por la velocidad de la flecha fundida por carne, hierro, caucho y cables, descerebrado, solo nervios obedeciendo al impulso compulsivo de sentir, viseras y glándula suprarrenal con hipertrofia y exceso de adrenalina, mi mente comía y soñaba bicicleta desde los cinco años de edad, era impostergable, jamás decía no, y mis invitaciones eran un reto disfrazado para los que osaran recorrer mis rutas a ritmo vertiginoso.
Pensaba estar descubriendo otra modalidad del ciclismo de montaña (mtb), subir hasta casi asfixiarme y bajar como poseído, luchar contra la gravedad, en esas veredas que casi no se podía bajar para después vencerla trepando por ellas, no pensaba en la posibilidad de perder la buena suerte, sentía que si me accidentaba seria para morir, pero existe algo peor que la muerte en si, un accidente te puede cambiar la vida, física, mental e incluso emocionalmente, un accidente es un repaso en la vida de lo que has hecho, lo que has vivido, y lo que te falta por hacer.
Hacia un mes que moría mi hermano, y como fantasmas rondaban sus siluetas entre las fincas, entre las nubes, en el agotador sol, y en los sorpresivos aguaceros de julio y agosto, aspiraba a cada subida un aroma a cirio y a flor sepulcral, a madera y a fraternidad, y un dolor profundo en el pecho acompañado de un vaho meditabundo, que intentaba apaciguar sintiendo esa pasión frenética por la bicicleta, esa mágica sensación tan efímera, ese arrebato por la velocidad y el terreno accidentado, sentir como mi cuerpo se comprime y se expande en una extraña danza de miedo y placer, que  provocaban que de mis poros segregaran gotas de excitación, cuando llegaba a casa solo murmuraba, “gracias Dios”.
Aun me resulta absurdo y gracioso, que por un descuido casi pierdo la cordura y la razón, según yo,…(ya que hacia tiempo la había perdido). Mil razones tenia yo para justificar mi intempestivo afán por perderme entre bosques de raíces, piedras, y obstáculos, solo para sentir esos momentos adrenérgicos tan breves pero que te forman un carácter, (mentía incluso para poder escaparme).
Al final tanta locura y pasión por el mtb, pero sin la prudencia dentro del camel, me dejo un azotón  contra el globo, fractura de cubito y radio, y unos alambres en mi cara, que incluso cuando no hay señal en mi radio de pilas, basta con tocar la antena con mi pómulo y listo, tengo hasta onda corta, recordar todo aquello, las diferentes estaciones medicas del hospital, me dan una sensación de paz, (me creí steve Austin, Hombre Nuclear).
Hoy se bien que las coincidencias son la manera anónima de la presencia de Dios, no quiero hacer bulla de que lo mio sea sensacional, (existen casos peores), pero es mi historia, es verdad, quiero transmitirlo a mis amigos y a todos, que sirva de algo, de como yo dejaba a mis pequeños hijos ay a su madre, solos para según yo ir en busca de equilibrio, y encontrar todos los porqués?. Hoy sigo con algunas dudas respecto a la vida, pero de lo que no tengo ninguna es de que la vida debe vivirse al limite con madurez pero sin miedo, en mi caso el miedo no lo deje en mi caída, donde casi pierdo un ojo o la vista, al estallar en tres partes la orbita que aloja mi preciada pupila, el miedo se quedo allí, en la sala de espera, reflejando la preocupación de mi amigo Armando, a través del vidrio, junto con mi madre y mi esposa, el miedo se quedo en la sala de observación donde los médicos murmuraban, “quizá convulsione”, descartemos fractura de cráneo, el miedo se quedo fuera del hospital de Veracruz cuando Salí, acompañado de un viento tan violento como la enseñanza que Dios diseño para mi, mis miedos y fantasmas ya no viajaron de regreso a  Xalapa, desaparecieron al abrazo con mis pequeños hijos en la central y juntos los cuatro  nos fuimos a cenar.
Aun con todo esto amo el mtb, respeto al ciclismo y cualquier actividad extrema, amo la vida, no tengo dudas, invito de corazón a que rueden, rueden y rueden, sin embargo cuando estoy solo a veces suelto el freno y pienso, ¡viva la vida, vivan nuestras pasiones!, estamos vivos!
Salud!!!  





lunes, 3 de septiembre de 2012



Otra de mis aficiones que adopte desde muy joven, fue el comprar en los tianguis de segunda mano, es una sensación como de viajar a través del tiempo, además de encontrar cosas formidables a un excelente precio, o cosas incluso que solo existen en la mente, en los tianguis con un poco de suerte se hacen realidad.

domingo, 2 de septiembre de 2012



Amigos en el tiempo...
Con el titulo lo digo todo, aunque no soy escritor, y en más de diez anécdotas he sentido miedo al ridículo, no encuentro otra manera de expresar lo que vivo, de compartir mis vivencias como ciclista y como persona, he querido renunciar a escribir, pero hay algo dentro de mi, que me hace continuar, quizá sea mi orgullo enmascarado de humildad, quizá sea mi manera profunda y clara de ver la vida o la intensidad con la  que a diario intento hacerle frente a sus caras lindas y en ocasiones no tanto, o a veces siento esa presencia anónima de Dios, (así sea) lo cierto es que casi siempre acabo haciendo caso omiso de todo eso y acabo sintiéndome como si no fuese yo mismo.
Hoy extraño a mis amigos, aquellos que figuran en el tiempo cual manantial de estrellas en medio del mar, cerca y lejos, con quienes hace muchos años, descubrí este mundo fascinante llamado ciclismo de montaña, del cual me quede prendido hasta mi muerte seguramente, aun busco la silueta de mis amigos Juan cerrillos, Manuel lee, Iván Fernández, entre el follaje crujiente de primavera y en las hojas  tremulantes de los pinos en  las noches de otoño, en ocasiones aun estoy siguiendo el vaho de sus vapores congelados en el aire nocturno, extrañas sensaciones me invaden cuando me adentro en la inmensidad de mi imaginación y los recuerdo. Es justo cuando Dios con su alargada mano se acerca a mí,  toca mi hombro, me abraza con su abrazo de maderas, me dice algo y siento su aliento aletear cual colibrí sediento, me mira con su profunda mirada de nubes  estratos, y sé que así tenia que ser disfrutarlos así de esta manera, los quiero perpetuos, me llamo hace poco Manuel, sabes amigo  cuanto te echo de menos , cuanto me gustaría ser bueno y dedicarte algo, una carrera, una victoria, una odisea, continuare dándole todo para conseguirlo no lo dudes amigo.